Dosporuno

Flashback

Capítulo 2

Dosporuno


«¿Cómo llegué aquí?», me preguntaba, mientras golpeaba impacientemente la mesa con mis dedos.
***
Definitivamente un gran error. 
—¡Manya! ¿Qué haces por aquí? —me sonrió Mariana. Yo aún intentaba asimilarlo.
—Vengo… a votar —dije, sin expresión alguna.
—Ah, claro, claro —añadió, mientras se golpeaba la frente con la mano. ¿Por qué seguía hablándome?
Tragué saliva. Intenté buscar una salida, pero Mariana ya había puesto los ojos en el DNI en mi mano.
—¡Bueno! ¿Me permites? —me extendió la mano, le pidió al pata de su costado una hoja, me la entregó y, cinco segundos después, yo ya estaba con la cabeza gacha frente al papel del referéndum.
La verdad es que ya ni me acuerdo qué puse, porque lo único en lo que podía pensar era en por qué tenía que cruzarme con Mariana. Y justo ese día. Era como si mi vida fuera un chiste cruel. Me despedí lo más rápido que pude, respondí con un fingido «igual» a su «oye, qué gusto verte otra vez» y salí palteadazo del salón. Qué informe ni qué nada, mi cerebro solo me decía una cosa: «corre».
—¡Luis!
No fastidies.
—Oye, tu DNI —me dijo Mariana, que acababa de salir del salón. Yo solo asentí, cogí la tarjeta esa, le di una sonrisa incómoda y me volteé con las mismas—. Oye, vamos por ahí; de paso que voy al baño.
El baño estaba del otro lado.
—Y… ¿sigues viviendo a tres cuadras del cole? —me dijo mientras caminaba tranquila, casi bailando, y yo estaba todo tenso.
—Cuatro y media —le respondí. ¿Por qué dije eso?
—Ah… oye, acabo de volver de viaje y estaba pensando juntar a la gente de la promo. ¿La haces el próximo domingo en el Dosporuno?
No seas gil, no seas gil, no seas gil, no seas gil…
—Claro, normal.
Gil.
***
El Dosporuno era una cafetería con una extraña oferta a la que iba de chibolo con mis patas del cole. Bueno, solo con Gabo. En fin. Como era de esperarse, el resto de patas de la promo se había ido a chupar el sábado por la noche y nadie apareció ese domingo a las nueve de la mañana. Y ya eran nueve y once, de hecho.
Nueve y once.
La musiquita de las luces navideñas no dejaba de sonar y mis dedos golpeaban cada vez más rápido la mesa, hasta que algo me detuvo: el irritante sonido que hacía la puerta del Dosporuno cada vez que alguien entraba.


Continuará...
Capítulo 3: rebrand.ly/Flashback3


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