Conversaciones Conmigo: Soñador.
-¿Qué me sucede, Yo?
-¿Qué? ¿Ah? ¡Oh! ¡Martin! Hace mucho que no hablábamos. ¿Qué es de tu vida?
-Bueno, ya lo sabes, ¿no es así? Digo, siempre estás ahí.
-Siempre ahí para decirte...
-... que Dios siempre estará ahí para mí, lo sé, lo sé.
-Nos han pasado muchas cosas últimamente, ¿no?
-Uf... demasiadas, diría yo. Pero, oye: el Señor tiene un plan.
-¡Amén!
-Pero... ¿cuál es?
-Creo que sabes la respuesta.
-Pero a veces parece imposible.
-Lo que no es posible para los hombres, es posible para Dios.
-¿Y eso incluye...?
-Básicamente todo, sí.
-Interesante. Oye, yo, ¿cuándo dejé de soñar?
-Bueno, pues esta noche soñaste que hablabas en tu techo con una actriz que viste en una película.
-¿Qué? ¡No! No ese tipo de sueños. Ya sabes a lo que me refiero. Soñar. Soñar despierto. Soñar cosas grandes.
-Oh... Hace mucho tiempo, amigo mío. Cuando aún eras un niño.
-Eso temía... ¿Y sabes por qué?
-Por la vida, amigo. La vida que te han pintarrajeado un par de pirañas callejeros en esta pared de piedra que se ha vuelto tu corazón.
-Y... nos pusimos poéticos. ¿Y qué vida me pintaron?
-La que ves. La efímera. Pero a su modo. Gris.
-¿Y no siempre es así?
-No todo es gris, mi estimado. Siempre hay color. Siempre hay algo que mira hacia lo eterno. Como las palomas que comen el maíz que un viejito les dejó en el parque.
-Como el rocío que cubre la hierba.
-Como el sol que las baña. Ya me vas entendiendo.
-Entonces... Hay esperanza.
-En lo eterno, sí.
-En el Señor.
-Y la gente necesita saberlo.
-Ahí está otra de mis dudas...
-Suéltalo.
-¿Qué debo hacer?
-Pues... Nuestro Padre siempre trabaja, ¿no es así?
-Siempre...
-Entonces...
-¿Me toca hacerle caso?
-Siempre. Sin huir.
-¿Con eso te refieres a...?
-Sí. Mira: supongamos que escribes esto. ¿Con qué propósito lo haces?
-Para que más gente conozca al Señor.
-¿Estás seguro?
-Sí.
-¿Completamente?
-Completamente.
-Eso... es convicción.
-¿Y eso significa...?
-Fe. El Señor quiere que todos lo conozcan. Que sepan cómo es Él. Que la gente lo siga. Que se arrepientan de sus pecados y que lo miren a Él. La hemos fregado un montón de veces, pero Él sigue siendo fiel.
-... Él no puede negarse a sí mismo...
-Así es.
-Yo... ¿cuándo dejé de soñar?
-La cosa es... ¿quieres hacerlo ahora? El mundo necesita del Señor. Todos. Él está llamando a todos hacia Él. ¿Quieres obedecerle?
-Quiero. Quiero soñar. Aunque parezca imposible.
-Porque la fe es la certeza de lo que se espera...
-La convicción de lo que no se ve.
-¿Y qué hacer con todo lo que sucede ahora?
-¿Te acuerdas cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto? En un momento determinado llegaron al Mar Rojo... y se quejaron.
-Y Moisés les dijo que estén tranquilos, que el Señor pelearía por ellos.
-¡Pero! No solo pasó eso... Dios respondió: Les dijo algo así como “¿Qué pasa? ¡Muévanse!"
-Cierto, cierto... Pasu.
-¿Qué fue?
-A veces da miedo.
-Pero, al igual que Dios sacó a su gente y los libró de los egipcios abriendo el Mar Rojo, igual siempre estará para ayudarte.
-...
-Eh... ¿estás bien?
-No. Bueno, sí. El... el Señor nos ama tanto.
-Y Él no ha cambiado.
-Quiero servirlo.
-Eso significa ser un soñador otra vez.
-Quiero volver a serlo. Como cuando era niño.
-Recuerda que Él quiere que seas como un niño. Que dependas de Él en todo.
-Quiero hacerlo.
-El Señor siempre te acompañará. Nunca te dejará. Como estuvo con Moisés, estará contigo.
-¿Cuándo empezamos? ¿Mañana?
-No. Hoy. Ya van a ser las dos de la mañana.
-El tiempo se pasa volando.
-Hay que saber invertirlo en lo eterno.
-Dale. Oye, una cosa antes... dijiste que mi corazón estaba apedrado.
-Sip. Y solo alguien lo puede romper.
-Quien lo creó.
-Así es.
-Y... ¿dolerá?
-Podríamos compararlo con Eustace, cuando Aslan le comienza a quitar la piel de dragón.
-Bueno, esa es una buena ilustración.
-El Señor quiere lo mejor para ti.
-Sí... vaya.
-Ahora...
-Ahora...
-¿A dormir?
-Por favor. Van a ser las dos.
-Pues hemos tratado varios temas. Hace tiempo que no lo hacíamos.
-La próxima más temprano, por favor.
-¡Oye! Cuando hay urgencia, hay urgencia.
-Bueno, tienes razón. Igual fue muy bueno hablar después de tiempo.
-Esperemos que se repita pronto.
-Pronto. El Señor tiene grandes cosas por enseñarnos aún.
-Sí... Bueno.
-Hasta mañana.
-Buenas noches.
-...
-...
-Oye, yo...
-...
-¿Y de qué hablaba con esta actriz de la película, exactamente?
-...
-¿Yo? Bueno, ya fue, creo. Además seguro no tiene importancia.
-(Ninguna)
-¿Dijiste algo?
-Zzzz...
-Jaja... Buenas noches.
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5: Soñador.
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